Recibir al Real Valladolid un Domingo de Ramos a la hora de la siesta en el Bernabéu —y a -15 grados Negreiranheit— puede sonar a crucifixión propia de estas fechas. Nada más lejos de la realidad. O al menos así lo vio Carletto, que dispuso sobre el verde un once muy ofensivo, en lo que pareció un ensayo para la vendetta de la Copa de Su Majestad El Rey ante la farsa del Barça (ojo que cae querella).
Ante la recaída de Mendy y las ausencias de Nacho y Rüdiger, Camavinga regresó al lateral izquierdo para aprender el oficio. También volvió a la titularidad Alaba, feliz nueva, pero la verdadera noticia la hallamos a la espalda de Benzema. Karim jugó con las alas de un tridente de muchos quilates de clase: Vinicius, Rodrygo y Asensio. Efectivamente, harán falta goles en el Camp Nou, y esta gente sabe hacerlos, eso, claro, si no se cae antes el estadio. Y no lo decimos por si bota Laporta, tan propenso en estas artes.
Sin embargo, la angustia del descenso obliga. Y los pucelanos no estaban para ensayitos ni zarandaja alguna, con el Tren del Infierno a Segunda absolutamente descarrilado y atestado de pasajeros desesperados. Así, un Valladolid valiente, La Pachetaneta, presionó con maestría, desconcertando a un Madrid perezoso como siempre en su puesta en escena. A los nueve minutos, el trotamundos Roque Mesa recogió un despeje defectuoso de Alaba, amagó, y disparó con rosca contra la cruceta de Courtois. Sesenta segundos después, Monchu disparaba muy cerca del palo tras un centro raso. Ahí se acabó el Pucela y su audacia. Hay quien dice que el cementerio está lleno de héroes.
Carletto dispuso sobre el verde un once muy ofensivo, en lo que pareció un ensayo para la vendetta de la Copa de Su Majestad El Rey ante la farsa del Barça
No se sabe muy bien cómo el Madrid descorchó la botella de cava pensando en la venganza en Barcelona. En el 21´recuperó Camavinga —profesional y efectivo hoy en “su” lateral izquierdo— sirvió a Asensio por el centro que avanzó como un trolebús para ceder en el momento preciso a Goes que cruzó solvente ante Asenjo. Comenzaba un festival de fútbol y goles coronados por una obra de arte para el recuerdo de Karim, Le Magicien.
A los 28´, Vinicius asistió con rosca pérfida y malévola desde la izquierda, con tanta malicia, que provocó las dudas entre el arquero violeta y su central, titubeo que aprovechó Benzema para de cabeza anotar el primero de su hat trick en 45 minutos.
Superada la media hora, y tras una buena presión madridista, Benzema recibió con ventaja en el carril central para, en un delicado y sutil baile de amagos, ir desplomando defensas, hasta disparar con rosca a la escuadra de Asenjo desde la frontal y hacer el tercero. Un golazo maravilloso, aunque lo verdaderamente impresionante es que su mejor tanto estaba aún por llegar. No se hizo esperar.
Goes, eléctrico, caracoleó desde la derecha, ganó ventaja sobre su par para poder centrar, muy pegado a la línea de fondo, Karim voló y de chilena con la izquierda acabó por fulminar los sueños violetas de puntuar esta tarde en el Bernabéu. Un gol, estéril sí, pero del que a buen seguro nos acordaremos los gourmets del fútbol de Monsieur Karim y el Real Madrid. Benzema ha abierto el tarro de las esencias. Que lo mantenga destapado hasta el miércoles.
4-0 al descanso.
Con el partido resuelto y la farsa del Barça en el horizonte, quien realizó un triple cambio en busca de un milagro imposible fue el Valladolid, una Pachetaneta que nada más regresar al verde volvió a disparar al poste desde fuera del área. No sólo coleccionaban golazos en contra los pucelanos, sino también palos en el Bernabéu. Ancelotti por su parte seguía dándole al chicle. Tranquilo, que diría FloPer.
El tercer poste lo pondría a falta de media hora Rodrygo. Goes recibió un excelso pase largo de Courtois desde su área, sentó a su par, y disparó al palo ante la impotencia de Asenjo en un festival de goles y astillas. Así discurría el segundo tiempo, entre el mascar eterno de Carletto, cuando, de repente, Hazard.
Sí, Hazard. Como lo oyen. Al este del Edén.
Lo recibió Goes con el gol que le había negado el palo. En esta ocasión se lo negó el VAR —cómo no— para no perder sus buenas feas costumbres de enmendar la plana a todo lo merengue. Mano en el control de Vini antes de asistir a su compatriota. No dejaremos no obstante que esta technobasura arbitral nos chafe la ilusión por el regreso de Hazard, la verdadera noticia del segundo tiempo. De pronto le veíamos rodando por el suelo. Vallejo y Ceballos también se preparaban para salir. Benzema, Vini y Alaba, descanso.
Los chicles de Carlo esta tarde tenían magia.
El quinto sin embargo fue para la zurda de Asensio que avanzó a trompicones hasta penetrar en el área, ceder a Rodrygo entre rechaces y recibir su devolución para anotar, seco y tenso como acostumbra, el gol que por el momento cerraba la goleada. Poco después nos arrebató de nuevo la ilusión el del pito cuando vimos a Hazard encarar solo desde el centro del campo. Manita. La de Edén y la del partido. Odriozola se sumaba a la fiesta a falta de diez minutos en el lugar de un mágico Rodrygo. Lucas ocupaba su lugar en el campo. Y vaya once a estudiar al filo de las seis de la tarde en el centro de Madrid.
Pudo incluso Hazard marcar su golito para jolgorio del Bernabéu. Al menos asistió para Lucas y firmar la media docena tras interceptar un despeje defectuoso de Asenjo y servir a Vázquez que cerró la goleada. No hubo tiempo para más. El Madrid enseña los dientes de cara a su vendetta copera en Barcelona.
La ocasión lo merece. Hala Madrid. Siempre.
Getty Images.
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