El FC Barcelona goleó (5-0) al Real Madrid femenino en la final de la Supercopa de España en un nuevo enfrentamiento entre rivales que mantiene la insoportable desigualdad que amenaza con convertirse en norma. Los goles de Caroline Graham Hansen, Ewa Pajor (2), Patri Guijarro y Alexia Putellas evidenciaron la superioridad del equipo catalán ante un Real empequeñecido.
Si en la última crónica que publicamos en La Galerna tras el pase del Real Madrid femenino a la final de la Supercopa de España dejábamos caer la futilidad del partido que decidiría el título, era porque desgraciadamente teníamos razones para hacerlo. Ni derrotismo, ni negatividad: el mero análisis de la realidad reducía al mínimo la probabilidad de que a la decimosexta fuese la vencida. Las grietas por las que lo inexplicable y lo inesperado se abren paso siempre seguirán ahí, y mientras sea así el interés por el fútbol no morirá, pero que ello ocurra en partidos tan descompensados siempre será la excepción. Tampoco iba a suceder esta vez y, quizás por ello, Alberto Toril aprovechó la previa para señalar el enloquecedor calendario perpetrado por la federación para hacer encajar en pocos días un torneo carente de valor.
La historia del club más importante del mundo es tan grande que habrá quien prefiera evitar que el entrenador opte por pisar ese charco tan nimio y en ese contexto, pero su frustración es comprensible ante lo que estaba por venir una vez más. Aunque lo que sucede en el campo es lo fundamental, el escenario general del fútbol femenino es como la lluvia final que acaba calando: desde la maquinaria mediática que empieza en la pareja de narradoras de RTVE made in San Cugat hasta la creación del monstruo deportivo que convierte a los rivales del Barça en equipos juveniles.
Si en la última crónica que publicamos en La Galerna tras el pase del Real Madrid femenino a la final de la Supercopa de España dejábamos caer la futilidad del partido que decidiría el título, era porque desgraciadamente teníamos razones para hacerlo. Ni derrotismo, ni negatividad: el mero análisis de la realidad reducía al mínimo la probabilidad de que a la decimosexta fuese la vencida
Lo primero queda restringido al plano simbólico y, a estas alturas, debe darle igual a cualquier aficionado del Real Madrid. Simple y llanamente, porque la estrategia del club va por otros derroteros: el potencial del equipo femenino está en su marca reconocible y en llegar sin intermediarios a una numerosa parte de su afición repartida por todo el mundo. Es paradigmático que estos días, cuando se confirma la enésima goleada recibida de parte del máximo rival que disfruta del dominio arrollador del futfem, la cuenta de Twitter/X del club, como ya lo hiciera en Instagram, también vaya a superar a la de las blaugranas para convertirse en la más seguida del mundo. El potencial es enorme… y precisamente por ello comienza a chirriar demasiado que la diferencia sobre el césped siga siendo tan pronunciada llegados a 2025.
Si durante los meses iniciales de la temporada se ha comentado el salto de calidad dado en verano, siendo la parcela de centrales donde más se ha notado, lo que hace saltar las alarmas e invita a considerar la necesidad de replantear la estrategia es lo que mientras tanto ocurre en la acera contraria; este enfrentamiento de Supercopa ofreció una vez más un ejemplo palmario. El dibujo inicial planteado por Toril, la entrada de Antonia Silva en el lateral o la ubicación de las piezas atacantes es irrelevante en comparación con el hecho de ver quién ejecutaba el saque inicial vestida de azulgrana: la muy madridista y fantástica delantera polaca llamada Ewa Pajor.
El Barça ya tenía la mejor plantilla del mundo, el Madrid sigue necesitando futbolistas diferenciales, la atacante iba a abandonar Alemania tras varios años aspirando a ganar la Champions… y acabó aterrizando en Barcelona. Si tal movimiento nunca se hubiese producido en el mercado masculino, ¿por qué ocurre en el femenino? ¿A qué se debe que este Barça pueda seguir doblando la mano al Real en materia de fichajes? ¿Qué le falta al Madrid para hacer atractivo su proyecto? Mientras se resuelven los interrogantes, lo que ocurre dentro del campo es que la persona que tuiteaba «Hala Madrid» hace unos años cuando veía por la tele las noches de Champions es capaz de participar en cuatro de los cinco goles anotados en la final de la Supercopa.
El despliegue de Pajor fue todo lo que necesita el Real Madrid: velocidad, potencia y resistencia para correr al espacio por un lado; recursos y efectividad para rematar cualquier balón dentro del área por el otro. Tras un tanto inicial desechado por fuera de juego, su impacto comenzó a quedar patente a la media hora. En el 1-0, ganó por velocidad a Maëlle Lakrar y a Olga Carmona para estirar el ataque y permitir en segunda línea que Caroline Graham Hansen disparase a portería. El balón superó a Misa Rodríguez por culpa de un desvío que alteró su trayectoria, pero la clave fue la acción previa. Seis minutos después, el peligro pasó al interior del área pequeña tras una buena internada de Ona Batlle por banda derecha: allí estaba la polaca para meter la bota aprovechando la poca contundencia de las defensoras. Quedaba poco para el descanso y el Real había contenido en gran medida a su rival, pero antes del pitido de la pausa tendría tiempo la ‘9’ para demostrar qué marca la diferencia en el fútbol. Si primero fue la velocidad y después se trató de la inteligencia, en esta ocasión fue la técnica de rematadora lo que puso el 3-0. Graham Hansen ejecutó un córner dirigido al palo corto y allí acudió Pajor ganando en capacidad de reacción a su par antes de cabecear con calidad al palo largo y firmar su doblete.
Restaban 45 minutos pero todo había acabado: el título era del Barça y la lección de Pajor a diferentes niveles quedó patente para quien tenga que tomar nota. La segunda parte únicamente sirvió para ahondar la debacle. Linda Caicedo, lo poco salvable por parte del Madrid, estuvo cerca de salir lesionada, Patri Guijarro anotó un gran gol desde fuera del área, el Barcelona se permitió sacar del banquillo a la suplente Keira Walsh en el 85 –hace dos veranos la ficharon con un traspaso récord– y, por supuesto, la goleada se cerró con un nuevo remate envenenado de la polaca madridista que Misa sacó sobre la línea. Alexia Putellas, eso sí, seguía buscando su gol a esas alturas por lo que su voracidad hizo subir el definitivo 5-0 al marcador. Tanto de un lado, tan poco del otro.
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Menos mal que esto no interesa a nadie de la masa social madridista,eso explica que una nulidad como Toril siga en el puesto ,la imposición progre ha obligado a Florentino a montar un equipo de féminas ,deben ser cojitas comparadas con las otras ,eso explicaría las constantes somantas que reciben
Florentino no refuerza el equipo porque quiere que Laporta pueda seguir sacando pecho con las goleadas de las chicas, porque con el equipo masculino no se va a comer una rosca tampoco este año. Así le tiene contento.
A mi no me interesa para nada pero para nada de nada esto nos lo han colado esos mismos q quieren nuestra destrucción y nos odian no veo ni un partido me aburre elijo lo mejor y li mejor es el REAL MADRID tanto en fútbol como en baloncesto acabo de ver el partido contra la Coruña, el de mujeres como que no...ya estoy harto de los bienquedan y los políticamente correctos o como yo los llamo falsos...por cierto el barcelona pagó 8,4 millones a los arbritos durante décadas para adulterar la competición y obtener títulos de manera fraudulenta
El error fue de inicio: El no soportar la presión mediática y formar un equipo femenino. No se tenía que haber hecho un equipo femenino por la misma razón que no tenemos equipos de balonmano, waterpolo, hockey, etc: 1) No interesan a los madridistas y 2) Estaríamos a rebufo del Farsa.
Dicho lo anterior, dado que el error es irreversible, no podemos quedarnos a medias. Si somos el Real Madrid, lo deberíamos ser con todas las consecuencias. No se trata de crucificar a las chicas, creo que ellas son tan madridistas como los demás. Hay que dotarles de herramientas para poder competir en igualdad. Eso es todo.
Abrazos madridistas
Alberto Toril es un desastre, situar a Antonia por un lateral y en el izquierdo dejar a Graham ante la no-lateral-ni-defensora Olga Carmona demuestra que no tiene la menor idea de fútbol. Prácticamente todos los goles fueron gestados por la zona de Carmona. También en las ruedas de prensa Toril demuestra que no tiene altura táctica ni personal para encararlas. A ver si fichamos de una vez a un entrenador o entrenadora de primer nivel.