El Real Madrid femenino venció (3-1) al Sporting Clube de Portugal en el partido de vuelta de la ronda previa de acceso a la Liga de Campeones femenina y certificó, con un resultado global de 5-2, su presencia un año más en la máxima competición europea. Un doblete de Sandie Toletti y un golazo de Alba Redondo dieron la vuelta al tanto inicial de Ana Capeta.
Dando inicio a su quinta temporada de existencia, al proyecto del Real Madrid femenino se le puede poner un puñado de peros. Algunos son consistentes y otros, en ocasiones, suenan más a excusa de quien todavía ve con cierta suspicacia esta incursión del club en las aguas traicioneras del deporte femenino. En cualquier caso, hay un hecho indiscutible que reluce en este corto periodo de tiempo: las futbolistas han cumplido el objetivo principal de situar y mantener al equipo entre los habituales de la Champions League.
El escenario se da por descontado como parte fundamental de la idiosincrasia madridista, pero nada tiene que ver el camino de acceso a la fase de grupos en comparación con lo que acostumbra el equipo masculino. La ronda de clasificación previa es, por dificultad y tensión, el momento crítico de la temporada… y antes de llegar a octubre el resultado es ya definitivo. Cuando el Real Madrid saltó al césped del estadio Alfredo di Stéfano, uno de los semifinalistas del año anterior, el Paris Saint Germain, naufragaba ante el mismo obstáculo. Y en esa tesitura de todo o nada, las jugadoras del Real han superado la prueba en cuatro ocasiones de cuatro posibles.
La última víctima, el Sporting Clube de Portugal, resistió hasta el minuto 51 del partido de vuelta que cerraba la eliminatoria. Si en Lisboa las rivales únicamente se vieron superadas en el último suspiro, a Madrid llegaron confiadas hasta el punto de adelantarse en el marcador para igualar el tanteador global. Nadie regala nada. Alberto Toril apenas introdujo dos cambios de inicio con respecto a la ida, dando entrada a Signe Bruun y Naomie Feller en lugar de Alba Redondo y Filippa Angeldahl, pero la principal diferencia fue un terreno de juego en mucho mejor estado para el juego y una actitud valiente.
A los siete minutos ya se habían visto dos goles. El primero, a balón parado servido con veneno por la centrocampista Andreia Bravo, fue obra de Ana Capeta. La ’10’ entró con fe al segundo palo y, muy sola, pudo cabecear con facilidad a la red para recordar a cualquier despistado la dificultad de la tarea. Era el minuto 5 y el Madrid bien podría haber temblado hasta descomponerse. Sin embargo, bastó llevar el balón al área rival para que Caroline Weir definiera con su sola presencia el signo del duelo. Maëlle Lakrar proyectó en profundidad a una muy activa Naomie Feller por la derecha, que pudo pisar área y pasar en corto a la escocesa. Sin despeinarse, Weir paró el tiempo hasta ver llegar a Sandie Toletti desde segunda línea y, en el momento preciso, asistió a la francesa para que lanzase de primeras ajustando el balón a la escuadra.
El acto reflejo del empate le sentó mal al Sporting, que además encontró a un Real Madrid mucho más incisivo que la semana anterior, con Feller y Athenea del Castillo entrando en acción de manera recurrente. En una de tantas, la francesa tiró de potencia para entrar en el área entre dos defensoras, que únicamente pudieron trabarla abajo con claridad. Su intento de seguir avanzando con nobleza, no obstante, fue penalizado por la árbitra holandesa al no decretar penalti. Con estos bueyes han de arar cada día los futbolistas, por lo que es natural caer en la desesperación. Menos de diez minutos después, la lateral Ana Borges estuvo cerca de lesionar a Weir en una acción de roja directa que se quedó en amarilla.
Aunque el descanso llegó con el susto en el cuerpo y la eliminatoria en un gol de diferencia, el cielo se aclaró mucho antes de lo previsto. Y es que el fútbol, con Caroline Weir en el campo, parece el más sencillo de los juegos. Combinaba el Madrid en banda izquierda, con precisión y poco colmillo, hasta que Athenea encontró a la ’10’ blanca en la esquina del área y casi de espaldas a la portería. En ese momento nada podía hacer intuir una jugada de gol, pero de la nada hizo saltar Weir la chispa decisiva. Y así, mediante un toquecito sutil y de primeras de dos décimas de segundo, quedó de repente Toletti cara a cara frente a la portería. El golpeo duro de la centrocampista noqueó al Sporting, incapaz ya de levantarse tras el 2-1.
El Real Madrid gestionó con madurez lo que quedaba de partido y pudo empezar a pensar en las bolas del sorteo, en las ciudades que visitar y los estadios en los que jugar. La eliminatoria, un año más, era blanca. Antes del pitido final, eso sí, llegó el definitivo tres a uno que venía buscando Alba Redondo desde su fichaje. La espera mereció la pena porque la manchega conectó un derechazo directo a la escuadra desde la frontal y ya nadie perdió la sonrisa. Europa y el Real también empiezan a ser un binomio indisoluble en el fútbol femenino.
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Soy consciente de que la creación del Real Madrid femenino fue , sobre todo, una respuesta
a la presión sociopolítica. También creo que una concesión para interpretar el rol de comparsa y dar lustre a los éxitos nazional-culeristas vía futfem. Aún así, como vicioso del Real Madrid, veo partidos del femenino.
Me gusta la capacidad de percepción del articulista , en lo mollar, y el modo en que lo plasma negro sobre blanco. Eso sí, como "torracollons" que soy, me permitiré unos matices. Dice el autor que el primer gol de Toletti entró por la escuadra. Fue ajustado al palo derecho de la portería de la norteamericana, iba a media altura -ligeramente un poco más-... no me parece que sea la escuadra. Sí, tal como escribe en la crónica, entró por la escuadra izquierda de la portería lisboeta el pepinazo que endiñó la sensacional Alba Redondo para lograr el tercer gol.Añadir que el gol del Sporting , a bocajarro y conseguido por Capeta, lo fue por una zona entre la barriga y el muslo; no con la cabeza.
Sobre el partido , comentar que el equipo cumplió el objetivo ; pero tiene muuucho trabajo por delante. Me parece fundamental conseguir una presión alta , a la defensa rival , coordinada y eficaz. Además me gustaría un equipo con mejor rendimiento físico. Tengo sensaciones encontradas al respecto. No confío mucho en que ello se consiga esta temporada. Aunque la esperanza es lo último que se pierde; y más siendo madridista hasta la médula. ¡HALA MADRID!