Seas forofo o cronista galernauta, esta hora, entre cañas y tapas, siempre es complicada para afrontar un partido de sol y sombra en el Bernabéu. Si además desayunamos con las cosas de la Fiscalía y la reunión de urgencia de la junta directiva del Real Madrid de este domingo convocada por FloPer, las distracciones se multiplican. Incluso aunque nuestro rival de esta mañana sea el viejo amigo perico que tanto o más desprecia a sus famosos vecinos, los ladrones de pitos.
Pudimos sumar al menos un sentimiento positivo con el emotivo minuto de silencio que brindó el estadio a Italo Galbiati, segundo de Fabio Capello en sendas temporadas ligueras victoriosas bajo la luna de Madrid. Así, tal y como le sucede al infantil Monstruo de los Colores, entre la hora y tantas emociones, era difícil concentrarse. Y eso que el Espanyol, periquito que pica, tardó menos de dos minutos en enviar su primer aviso. Braithwaite, el futbolista business man que hoy tiene más panoja que todo el FC Barcelona, se encontró con todo a favor para cruzar ante Courtois, de no ser por la fulgurante aparición del Militão Express a todo tren.
La caraja en cualquier caso dominaba la puesta en escena de un Real Madrid típico de Carletto, con Camavinga achicando agua en el lateral izquierdo, los jerarcas en el medio y Rodrygo haciendo de Karim. Nada nuevo bajo el sol.
Las sombras, tristemente de nuevo, para Camavinga, que encadenó catastrófico tras catastrófico despiste en un infausto primer cuarto de hora. Tchouaméni, otro que tardó en entrar en calor, perdió y protestó un balón en la medular que aprovecharon los pericos para volar alto en el Bernabéu. Sergi Gómez abrió para Rubén García, que aprovechó la M30 a la espalda de Camavinga para asistir sin oposición a Joselu, que fusiló la escuadra de un Courtois impotente. El canterano merengue podría ser perfectamente el ariete que necesita la selección, aunque es probable que Luis de la Fuente apueste por Eric García como falso 9.
El gol aturulló más si cabe al Real. Camavinga trató de rebelarse contra su destino con un disparo a las manos de Pacheco para inmediatamente después saltar a por uvas en defensa y dejar desprotegida su espalda, problema que resolvió con una falta peligrosa. El tocayo de Vini, Souza, remató de cabeza, con potencia y a bocajarro. Lo solventó, no sin apuros, Thibaut.
Poco que reseñar a partir de este instante hasta la primera amarilla señalada por Figueroa Vázquez. No fue al Madrid. Y eso es noticia. Aunque con lo de la fiscalía, ya saben, habremos de reconocer que no es de portada. Bueno, esa, la de la Fiscalía, según donde leas, se ve que tampoco. Poco después, el trencilla habría de compensar tamaño escandalo amonestando precisamente a Vinicius por una falta como otra cualquiera en los campos de España.
Lo que no es noticia, por mucha maledicencia desestabilizadora que se cocine en los mentideros periodísticos colchoneros de la capital, es el fútbol champagne -como se dice ahora- de Vinícius Jr. Sobre los 22 minutos el carioca encontró un balón inofensivo, perdido en la banda, desde donde caracoleó y caracoleó, acumulando adversarios, para finalmente soltar un latigazo de los que escuecen: Bajo, raso, fuerte, a la cepa del poste. Nada pudo hacer Pacheco para evitar el empate.
El gol y la efusiva celebración de Vini inflamó al equipo y al Bernabéu. Rodrygo lo intentó sin éxito por dos veces a medida que los barceloneses encogían cual increíbles hombres menguantes.
Así, en plena ola de efervescencia merengue, Tchouaméni se resarció de su timorata perdida en el primer gol con una asistencia digna de Luka Modric con el exterior, tras una jugada ensayada de la pizarra de Davide Ancelotti a la salida de un córner. Militão Airlines la cabeceó con furia a la red. 2-1 minuto 39, el Madrid le había dado la vuelta al partido.
Regresaron los de Ancelotti al verde dispuestos a firmar la sentencia perica. Faltó un palmo para que lo hiciera Vinícius tras un delicado servicio cruzado de Modric. Lo evitó César Montes. En el banquillo catalán, asustados, trataban de vislumbrar soluciones, el Madrid buscaba calma en la tempestad que acecha los tribunales.
Poco a poco el partido se fue sumiendo en una profunda atonía, apenas sacudida por unos cuantos calambrazos futbolísticos de Vinícius, el Espanyol había dejado de amenazar el arco de Courtois desde tiempo inmemorial y, cómo no, sin cambios hasta tarde, como le gusta apurar al decimoquinto chicle a Carletto. Y como siempre que escribimos estas líneas de la crónica galernauta, en riguroso directo, Ancelotti decidió mover ficha. Asensio por Modric, clásico movimiento que acaba con golazo del Willemsen. Rüdiger y Ceballos lo hacían poco después en lugar de Kroos y Tchouaméni. Jerarcas al banco y medular a estrenar en la recta final. Suele ocurrir últimamente.
Con cambios o sin ellos el partido discurrió por el mismo camino que conduce a la siesta. Antes nos espabiló Goes estrellando en el travesaño una falta propicia desde fuera del área. Al trantrán, y ante la impotencia perica, buscaba el Madrid llegar sin mayores sobresaltos -salvo algún susto a balón parado- al pitido final. No sólo lo consiguió, sino que con el cambio de cromos de Carlo, permitió a Nacho en el descuento una cabalgada imponente desde el lateral izquierdo, sorteando rivales, para asistir a Asensio, que hizo el tercero. Os lo decíamos.
El Madrid logra gozar de cierta calma en la tempestad y amarrar una victoria que le permite además llegar al Camp Nou con opciones ligueras… Pero…
¿Realmente importa?
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Tchouaméni no tuvo una timorata pérdida en el gol del Español sino que fue objeto de falta. Por supuesto y como muchos presentíamos, Jaime Latre en el VAR dejó pasar por alto.
La caraja del inicio del partido ha sido lamentable. El empeño de Camavinga de lateral no está saliendo bien, y hay otras alternativas que Carletto no busca en la plantilla. El resultado es lo mejor, el partido no ha sido bueno y seguimos en la pelea. Sacar a un chaval a falta de pocos minitos no le genera confianza, al contrario, le crea desconfianza y nerviosismo. Hala Madrid.
¿No os parece que, si Vinicius se prodiga más en el tipo de tiro como el de hoy (como el que marcó contra el Liverpool) va a ganar mucho? No es que sea un recurso más, sino que es un recurso más que al defensa le toca tapar, y son muchos... Y, por otro lado, cómo se nota cuando a Vinicius le hacen un marcaje "normal", sin marrullerías (o bien el árbitro las castiga). Es increíble lo que genera, la verdad.
Una jugada como la de Robben, marca registrada