Ante la falta de intensidad contra el Rayo, me extrañó un poco no ver demasiados cambios en el once. Lucas por Carvajal y Kroos por Asensio fueron las únicas novedades. Valverde volvería así al extremo derecho. Ocho mundialistas en el equipo de Ancelotti.
La primera parte estuvo marcada por la tensión provocada por la agresividad no interrumpida por un árbitro superado. Tres tarjetas para cada equipo a pesar de que el Cádiz no paró de pegar o incluso de agredir ante la permisividad del VAR, que no avisó al árbitro de un golpe de Fali a Rodrygo sin balón.
Fútbol no hubo demasiado. Un disparo peligroso del Pacha Espino y continuos intentos de un Madrid más intenso que ante el Rayo. Se notó la precisión y temple de Kroos, que fue el que puso un balón de oro a Militão para que hiciese el 1-0. Un buen botín tras una primera parte en la que reinó la tensión.
La segunda parte amaneció con una ocasión bastante para Sobrino. La sacó muy bien Courtois. La respuesta del Madrid no se hizo esperar y Valverde estuvo a punto de hacer el segundo tras un gran contraataque. Niza detuvo el balón cuando marchaba hacia las redes.
El Madrid, de forma más tranquila y sin pérdidas irresponsables, seguía generando llegadas. Sobre todo a través de Rodrygo, al que le fallaba el último toque. Tanto acabó yendo el cántaro a la fuente, que Kroos acabó acertando desde la frontal de volea. El golpe fue marca Toni Kroos.
El Madrid no se relajó. Vinicius estuvo a punto de hacer el tercero tras una buena diagonal desde la izquierda. En el 78', de nuevo Vini hizo una jugada espectacular y dejó un gol a placer a Modric, que increíblemente falló a puerta vacía.
Increíblemente el partido se complicó en la primera llegada del Cádiz en mucho tiempo. Courtois volvió a fallar no blocando un balón sencillo y Lucas Pérez aprovechó el segundo rechace tras parar Courtois el anterior intento.
Los cambios empezaron a llegar. Ceballos, Camavinga y Nacho por Modric, Rodrygo y Lucas. La idea era apuntalar el partido durmiéndolo. Pero la corta distancia no invitaba a relajarse. De hecho, el Pacha Espino tuvo una muy clara de cabeza sobre el minuto 92. Las diabluras del fútbol. Por suerte se salvaron los tres puntos.
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