"No valen excusas", dijo Casemiro a la prensa nada más acabar el partido cuando le preguntaron por el árbitro. Hernández Hernández dio validez a un gol ilegal -el segundo del Girona- y dejó sin pitar un más que dudoso penalti en el área local. Sin embargo, hoy no toca señalar al colegiado pese a que los errores han estado ahí. Hoy no. No cuando escapas de la Liga a finales de octubre. No cuando te quedas a nueve puntos del Barcelona con la sensación de que los culés no han hecho nada para estar tan distanciados, pero tú tampoco para evitarlo. El Real Madrid venía arrastrando dudas en su juego y en Montilivi añadieron a ese problema una falta de intensidad y actitud alarmantes. Sólo Isco -y Varane en la primera parte-, cuyo encuentro fue casi sobresaliente, estuvo a la altura de una camiseta que exige, como mínimo, morir de pie, no de rodillas. No con la lengua fuera.
Quizá esta pueda parecer una crónica demasiado hiriente, excesivamente crítica, pero con el choque recién finalizado y esa imagen tibia y desapacible de un Real Madrid de hace muchos años no sale escribir de otra manera. El margen para el error es mínimo y las sensaciones conducen a la pereza y el pesimismo más absoluto. Se han ganado el derecho a que confiemos en ellos, a que creamos que todo es posible, pero también se ganaron, todos, el día de la firma de su contrato, la obligación de luchar por esa camiseta como si nada más importase. Y en Girona no fue así. La segunda parte, de hecho, resultó sangrante. Se vio el Real Madrid superado por un rival al que le bastaron toneladas de actitud para ser mejor. Algo huele mal en el armario cuando te arrollan sin fútbol.
El transcurso de la primera mitad no ofrecía la sensación de la atronadora caída posterior. El de los primeros cuarenta y cinco minutos era un Madrid plano, sí, y quizá algo lento y pesado, pero con cierta actitud, detalles interesantes de Benzema y Cristiano, un Isco imponente y una línea defensiva que no naufragaba estrepitosamente pese a sumar más errores de los habituales. Sólo Modric -irreconocible- y Kroos -simplemente correcto- parecían ir una marcha por detrás de la línea de ataque. Preocupante lo del croata, de capa caída desde hace semanas.
En medio de ese extraño escenario, Isco firmó el 0-1 tras un contragolpe perfecto. Sergio Ramos lo inició con maestría, Benzema lo llevó fácilmente hasta Cristiano y el portugués probó al portero del Girona, que despejó a los pies de Isco para que el malagueño hiciera justicia -más personal que colectiva-. El Girona era mejor sin balón que con él y se encontraba cómodo defendiendo, por lo que la atmósfera parecía idílica. Sin embargo, el Madrid murió en ella. Se fue desplomando el campeón de todo hasta el punto de parecer un equipo sin recursos ni esperanzas.
Empató el Girona justo tras del descanso y marcó, en fuera de juego, el 2-1 instantes después. Zidane reaccionó quitando a Achraf y Marcelo por Asensio y Lucas Vázquez. Renunció el francés a las bandas y buscó gobernar algo más la zona central. No lo consiguió y los minutos finales fueron un quiero y no no puedo por parte de un Real Madrid que abusó de los centros como el que lo hace de los sueños. Ni siquiera podemos decir que hubo mala suerte porque la suerte hay que buscarla y el equipo no salió a por ella.
Ahora toca recomponerse, hacer autocrítica, olvidar que cualquier tiempo pasado fue mejor y no dormirse -más todavía-, ya que el miércoles aterrizamos en Wembley y después del parón hay un derbi en el Wanda Metropolitano que ha tomado tintes dramáticos cuando en septiembre pensábamos todo lo contrario.
Este Madrid da pena y cabrea. Desde que pasó por encima del Barça en la Supercopa, y nos hizo soñar a todos, no ha dado ni una tarde (salvo momentos puntuales) de gloria, no ha vuelto a aproximarse a esas sensaciones que dejó en el final de la pretemporada. De vergüenza...
Este año ya es a modo de inventario, como el último de Mou y de Ancholoto.
¡Ah! ¡Claro! Hoy no toca hablar del árbitro. Vale. ¿Me podría explicar por qué?
No sólo toca sino que es obligatorio. Y no sólo por el penalty (nada de posible: seguro) y el gol anulado sino, sobre todo, por su dirección del encuentro, desde el inicio: falta tras falta tras falta del Gerona, algunas, cortando contragolpes claros, en ventaja, sin señalar la correspondiente amarilla. En cada disputa de balón, patada por detrás o al tobillo. ¡Incluso, un manotazo en la cara, sin señalar! Y, al primer contragolpe cortado por Modric (¡al primero!), amarilla. 20 faltas del Gerona -muchas, alevosas y peligrosas para la integridad física del jugador-, ninguna tarjeta. Tres faltas del Madrid, una tarjeta. Eso le deja claro al equipo favorecido que todo le está permitido y, al equipo víctima, que no se le va a permitir lo más mínimo.
Si eso no es un agravio claro y directo y un intento de influir, decisivamente, en el resultado, que baje Dios y lo vea.
El gol anulado, no; el gol en fuera de juego, quería decir.
Dice la cadena televisiva,BeinSports que el segundo gol del Gerona,es fuera de juego y para demostrarlo,traza la famosa raya y vemos que el jugador que marca,esta por detras.Pero que pasa,que esta situacion es dificil de apreciar,sobre la marcha en el partido,quedando de esta manera la disculpa que el arbitro ni su auxiliar,lo vieron.
Pero la realidad es otra bien distinta y esta la ocultan,callando.El jugador que marca gol,antes de marcar,esta hasta dentro de la puerta y esta situacion si es clara,lo tienen que ver,el arbitro y su auxiliar y saliendo de posicion de fuera de juego,despues da igual que este delante o detras de esa linea imaginaria.ES FUERA DE JUEGO,PORQUE VIENE DE POSICION DE FUERA DE JUEGO.
El resto del arbitraje,ya esta comentado,tarjetas,penalti,etc.de verguenza como siempre que nos arbitra,este impresentable.Saludos.
Este año que de verdad creía que seriamos una apisonadora no he podido estar mas equivocados, volvemos a los pecados del pasado y la borrachera de títulos al Madrid siempre le sienta mal. Hoy no es el día de hablar de árbitros, concuerdo contigo, pero es algo para analizar profundamente, jugamos con un handicap que nos obliga a hacer temporadas perfectas para optar a ligas, y estamos en el momento histórico para dar un golpe sobre la mesa y cambiar esto. Con los ojos cerrados daría por perdida esta liga si con eso logramos cambiar el estamento arbitral y la podredumbre dentro de la federación. No bajemos los brazos que "en peores plazas hemos toreado" y estos mismos que ayer nos desilusionaron nos han dado mucho, tengamos un poco de fe (o mucha) y por último muramos con las botas puestas. Hala Madrid!
Si en un equipo plagado de estrellas mundiales el referente es Isco, el Guti contemporáneo, es que algo muy malo le pasa al Madrid. Para mi la cosa es sencilla de ver y complicada de solucionar. Los refuerzos jóvenes no dan el nivel y los veteranos tienen un año más y otra champions. La abundancia y la tranquilidad sólo engendran debilidad.
De acuerdo con usted, se que decirlo parece pecado pero si la solucion de ZZ a los males es darle poderes a Isco como parece, esto terminara en año en blanco.