El Madrid se adjudicó su tercera victoria en su grupo de Champions, un pleno que no vino engalanado por el juego más vistoso y sí por unos nervios innecesarios. Además, inquieta la lesión de Bellingham de cara a Montjuic.
Ancelotti optó por la vuelta de Fran García al lateral izquierdo y el descanso de Tchouaméni, con lo que Camavinga retornaba al medio centro, una de sus posiciones favoritas. A lo de jugar atrás por el flanco siniestro (para él, nunca mejor dicho) le ha cogido manía, como explícitamente declaró durante el parón de selecciones, esa emboscada de micrófonos traicioneros. El partido le dio la razón, en tanto en cuanto brilló en el centro del campo como pocas veces, marcándose un encuentro descomunal.
El partido comenzó soso, con un Madrid tratando de sacar partido de pases largos a Vinicius o Bellingham (un recurso del que abusa últimamente) y un Sporting de Braga más inclinado a la posesión. Para dejar mal al cronista, Nacho sacó desde atrás el periscopio para otear el desmarque de Vini, que se frenó magistralmente para luego regatear y poner el pase de la muerte para que Rodrygo marcase, con ayuda de un rebote, despejando fantasmas. El brasileño, en contra de lo que empezaba a opinar el vinagrismo, estaba jugando bien, pero le faltaba coronarse en la finalización. Hoy, en cambio, marcó, pero no estuvo inspirado.
El Madrid no estaba fino en defensa, hasta el punto en que Bellingham tuvo que emplearse para despejar en área propia el remate franco de un córner. Lo mismo tuvo que hacer Rüdiger en el punto de penalti al muy poco rato. No daba impresión de total solvencia el equipo de Ancelotti, pese a llevar delantera en el marcador. Sin embargo, en cualquier jugada podía sentenciar. Vinicius tiró con peligro tras gran pase de Bellingham, pero la jugada estaba anulada por posición incorrecta. Demasiado caía el Madrid en fuera de juego, en parte por escasez de astucia, en parte por el buen achique de la defensa portuguesa. Vinicius se mostraba amenazante pero algo obcecado en la elección de opciones, amén de egoísta en alguna jugada específica.
La habilidad de la línea defensiva lusa para dejar en offside a sus oponentes fue solventada por Carvajal en la única jugada donde el fuera de juego no existe: el saque de banda. En uno de ellos habilitó al propio Vinicius, que casi da un susto. Un fuerte abrazo para D. Benito Floro.
Victoria sufrida, trámite superado, y ahora a ser asaltados por el negreirato en Montjuic
El Madrid se iba soltando, con Modric impartiendo magisterio técnico y Rüdiger arruinando toda esperanza ofensiva de los de Arthur Jorge con la ayuda del omnipresente Camavinga. En ese sentido, el descanso vino mal.
Pero Vinicius seguía revoltoso en los inicios del segundo tiempo, en una banda izquierda donde le secundaba bien Fran García. El español puso un buen centro que Bellingham paró con el pecho y remató con furia, obligando a Matheus a realizar la mejor parada de la noche, aunque no mucho antes de la hora de partido hubo de emplearse a fondo ante Camavinga. Carvajal, por su parte, prolongó la inopinada racha cabeceadora de Nervión mandándola de cabeza fuera por poco.
En un contragolpe, Vinicius gestionó de maravilla un pase demasiado largo de Rodrygo y esperó a la llegada de Bellingham para que el inglés parase en la frontal y la mandara a la red con una clase infinita, casi con displicencia.
El partido parecía sentenciado, pero una excelente jugada colectiva del Sporting acabó en un remate inapelable de Djaló, que marcaba así en la que era prácticamente su primera ocasión diáfana. Volvían las cosas al terreno de lo incierto, pese a la manifiesta superioridad de los madridistas. Hasta tal punto era así que Kepa tuvo que intervenir a remate de Ricardo Horta. En cuestión de segundos, el Madrid volvía a perder la solidez, para desesperación de un Ancelotti muy expresivo en la banda. Más conservador que nunca, Carletto sentó en el banquillo a Rodrygo y puso sobre el césped a Tchouaméni. Lo apostaba todo al bloque bajo y el contragolpe. Pobre y arriesgada apuesta. Reflejando su miedo, dio entrada a Mendy en sustitución de Fran García.
Los lusos presionaban muy arriba, y el Madrid se ha acostumbrado a no ponerse nervioso ante situaciones así. No la pierde en situaciones comprometidas, pero tampoco aprovecha los espacios que deja el pressing rival.
Quedaban diez minutos y preocupaba el modo de recular de un Madrid cada vez más obstinado en aguantar atrás y buscar el contragolpe. En una de esas contras, un pase prodigioso de Camavinga (quién sí no) devino gran control, regate y remate de Vinicius a gol, pero el árbitro lo anuló cuando según la televisión parecía habilitado. Para acrecentar la angustia del corto marcador y la rácana apuesta, Bellingham se retiró tocado, y el estupendo juego de desmarques del Braga desembocó en una ocasión clara de Abel Ruiz. No cesaban los nervios, por cuanto Vinicius desaprovechó lastimosamente un balón que debió combinar con Lucas Vázquez en boca de gol.
Victoria sufrida, trámite superado, y ahora a ser asaltados por el negreirato en Montjuic.
Getty Images.
Excelente crónica Jesús. Camavinga además de conquistar Portugal, debería conquistar a Carletto y ponerle en la posición que jugó ayer de manera permanente , cueste a quien cueste(Tchouaméni) que además de tener un apellido ilegible, me parece un bluff de jugador en toda regla y que aporta en todas las facetas del juego bastantes menos prestaciones que Eduardo Camavinga.
El Madrid hizo un partido aseado y tiró de oficio, empleando tópicos. El equipo portugués me sorprendió positivamente; muy rápidos y ocupando espacios, en ataque, con eficacia.
Lo de pases largos ,buscando el desborde , teniendo en cuenta las características de los jugadores de Ancelotti, me parece acertado. Especialmente en el partido de ayer, con el conjunto portugués muy echado para adelante.
El mejor cronista de La Galerna.
Nos robarán en Varcelona 100%