1-0: Keylor no basta

En el minuto 6 remataba Bale de cabeza, a pocos metros de Diego López, un centro de Achraf que el portero gallego resolvía con solvencia. El galés pudo quizá sacarle más mordiente a su testarazo o dirigirlo a puerta con más picardía, pero esa, con serlo, no fue la peor noticia estando como estábamos, en ese momento, ignorantes del futuro más inmediato, a saber: que era el único remate a puerta con verdadero peligro que el Madrid iba a ensayar en todo el partido. De haberlo sabido, nos habríamos lamentado más por la no consecución del gol del delantero británico. Estas cosas se avisan.

Decimos delantero y decimos bien, al menos en lo que respecta al partido ante el Espanyol. Frente al Alavés, Bale había disputado uno de sus mejores partidos este año jugando como interior izquierdo. Ese puesto parece ahora destinado para Asensio, que no es mal destino, pese a que la decisión acarree una posición menos favorable para el de Cardiff. Se antoja difícil ver a Bale como la más adelantada referencia ofensiva del equipo, pero Zidane escribe derecho con renglones torcidos, o eso queremos pensar en esta temporada donde ojalá fuese una de cal y una de arena (nos saldrían mejor las cuentas), como derecho escribe Arminio con los renglones torcidos de las cartas de amor de sus chicos: el propio Bale, mediado el primer tiempo, forzó unas manos en el área que el colegiado, aun viendo, consideró involuntarias. Esta temporada es, sí, tan aciaga que no sabemos si nos quedan fuerzas para protestar esa jugada. Por no disponer de fuerzas, no sabemos siquiera si fue penalti o no. No nos pronunciamos.

Todas estas disquisiciones fueron, con todo, el menor de nuestros problemas. El Madrid facturó un encuentro tan brioso y serio como en última instancia plácido para el Espanyol. Seguramente hay combinaciones más halagüeñas que esa pero tampoco se nos ocurren, sobre todo cuando en el último aliento batió por fin Gerard a quien toda la noche había sido su gran pesadilla. La pierna que Keylor sacó ante el siete espanyolista hacia el final de la primera mitad poco tiene que envidiar a la de Casillas ante Robben. El que Keylor sea el mejor cuando el Madrid pierde no ayuda a valorar su buen hacer en lo que va de año, pero ciertamente debería.

¿Y qué más decir? ¿Que la fogosidad de Asensio y Lucas, las mejores bandas desde que Blur competía con Oasis, tampoco fueron bastante? ¿Que cuando Bale entendió que estaba mejor cayendo a banda se encontró con diez espanyolistas en el área para domar displicentemente sus centros, por ningún madridista? ¿Que tal vez Zidane se aproveche un poco, tímidamente, de saber que ahí nos tiene, como los votantes cautivos de Rajoy? ¿Que siempre nos quedará París?

Digamos entonces todas esas cosas, por ejemplo. Y vayamos a dormir recordando que el Madrid siempre vuelve, aunque en ocasiones nos cueste distinguirlo de un primo segundo afanoso e inofensivo con las chicas.