Ya sabíamos que el Madrid anda últimamente deslumbrando, pero no sabíamos que también iba a deslumbrar andando, como le ha sucedido frente al Granada. Los de Zidane no necesitaron poner sobre el tapete la voracidad de juego que les caracteriza ante un rival matemáticamente descendido que dio pena en el sentido más sentido (valga la redundancia) y respetuoso de la palabra. Hay que desear al Granada que vuelva pronto a Primera porque nos cae simpático y eso con los equipos de la División de oro (con la gente que nos rodea sucede lo mismo) es ya a estas alturas casi lo máximo que se puede pedir.
No nos cae simpático porque suela ser víctima propiciatoria sino por su acostumbrada dignidad en su condición de humilde y por su ausencia de antimadridismo galopante, que también es a estas alturas ya casi lo más emocionante que cabe solicitar al resto de equipos. Nada de esto es óbice para que el Granada haya vuelto a ser precisamente eso, una víctima propiciatoria. Perdía 0-2 desde el minuto 11 merced a sendos goles de James. Es bellísimo escuchar a los comentaristas de Sky Sports llamar a James. Un nombre anglófono con pronunciación españolizada que vuelve a pasar un filtro anglófilo como un producto anómalo da marcha atrás en la cadena de producción. Y qué importa cómo se pronuncie si juega como ante el Granada. El recital se trasladó en el tiempo más allá de los dos tantos tempraneros y devino exhibición pasmosa. Materializó casi en la línea un pase mortífero de Lucas Vázquez y luego remató a la red, de cabeza, un centro de Coentrão, pero la cosa seguiría en cum laude mientras lo de Fabio seguiría en Laudamus Te. Fabio Coentrão es ese punky que se cuadra ante el himno inopinadamente, y que llega hacer que te preguntes si el problema no será del himno por no sonar con más frecuencia.
La cosa continuó por los mismos derroteros en un primer tiempo de abuso que la realización quiso aguarnos con primeros planos de la parroquia granadina llorando. Lo consiguió en parte hasta que Morata reventó contra el larguero (y el larguero contra el gol) un centro tras incursión de Danilo. 0-2 a pase de Coentrão y 0-3 a pase de Danilo. Hay noches en que los acontecimientos se ponen de una incorrección política que no se puede aguantar, y eso que el lateral brasileño no llegó a marcar (se fue al palo) en un contragolpe protagonizado por un pase-caño sublime del propio James. Esto fue ya en medio del más bien anodino segundo tiempo, al que por supuesto se llegó con un 0-4 merced a una buena maniobra en el área de Morata.
Decimos que el segundo tiempo fue anodino pero en realidad solo tuvo dificultades para replicar la perfección del primero, lo que no se le puede reprochar. El Madrid -el A, el B o el que ostente la letra que tenga a bien proponer el periodismo creador de esos problemas que los de Zidane sobrellevan tan ejemplarmente- ha encajado en Liga de forma envidiable el durísimo revés de la derrota ante el Barça, y se encamina con paso firme hacia lo que sea, sin que pueda descartarse un lo que sea doble que causaría estragos en la bienpensancia militante.
Ay. Que a lo mejor resulta que sí.
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