Tras los fastos, pompa y boato del Balón de Oro en París, donde coronamos a Karim como mejor futbolista del mundo y celebramos el dadaísta tercer puesto de nuestro Real, la visita a la guarida del colista de la Liga, y además con el gafe de entre semana, se adivinaba como un partido trampa. Un encuentro contra el Madrid que comenzó, será casualidad, seguro, con una sonora protesta de la hinchada ilicitana contra los delirantes arbitrajes recibidos, tónica habitual por otra parte y para todos de este decadente campeonato.
Y sufrió el Madrid durante el primer acto en el Martínez Valero. No tanto por el sufrido Elche, sino por Gil Manzano y sus secuaces del video-silbato. Carletto, viejo zorro, supo predecir lo primero y diseñó un once sin Tchouaméni como dique, con Kroosemiro en posición de 5, en previsión del planteamiento defensivo del equipo de Almirón, el técnico argentino de los ilicitanos con nombre de alquimista. Sin embargo, fue el Madrid quien convirtió el plomo en oro a los cinco minutos con una jugada de precisión que convirtió en gol el dorado Karim. Un tanto de tan bella factura que anularlo por un exiguo fuera de juego de los tiempos modernos, como hizo el desalmado de Gil Manzano a instancias de sus electroduendes, debería ser anticonstitucional. A Hernández le hubiera dado un telele.
Anular tantos de tan bella factura por exiguos fueras de juego de los tiempos modernos, como hizo el desalmado de Gil Manzano a instancias de sus electroduendes, debería ser anticonstitucional
Por un momento regresaron los viejos fantasmas del colegiado asturiano a una Elche embrujada, donde Pepe sufriera aquel soponcio en forma de penalti injusto que pitara Múñiz Fernández. El jefe de los árbitros, Sánchez Arminio, deslizaría “problemas”, entendemos mentales, para disculpar a su empleado. Qué tiempos aquellos.
Sólo tardó cinco minutos más el Madrid en espantar viejos espectros. Lo hizo con una nueva jugada de alta precisión prácticamente calcada a la primera. Vini se escapó por banda —a pesar de la criminal entrada del defensor ilicitano— y sirvió para Karim. Su remate fue despejado bajo palos. No cejó en su empeño el líder. Insistió. Y el balón llegó a un inspirado Fede a la frontal. Peligro, Pajarraco suelto. Valverde controló con la derecha y disparó con el exterior de la izquierda para adelantar al Madrid y festejarlo con una celebración Erlingbrauthaalandiana.
También lo celebró con rabia Carletto, el mismo que ni salta en remontadas épicas europeas y sopla cafés bajo la lluvia de Liverpool a pesar de goles victoriosos cerró los puños. Sabe el viejo Carlo de pelo plateado que es el momento de abrir brecha con un Barcelona apalancado.
El Madrid no dejaba de percutir ante un Elche aturdido. A los 13´ Rodrygo se infiltró en el área y fue derribado por una doble pantalla de futbolistas verdiblancos que tampoco consideró Gil Manzano. Su gran momento estaba por venir y era inminente. Afortunadamente a los 24 minutos pudimos deleitarnos con un caño de Modric que desató los suspiros del respetable.
También lo celebró con rabia Carletto. Sabe el viejo Carlo de pelo plateado que es el momento de abrir brecha con un Barcelona apalancado
Entonces a los 26´ sucedió. Si anular lo de antes fue inconstitucional, esto debería ser considerado crimen de lesa humanidad. Alaba toco con Modric en la izquierda, de nuevo Alaba, que avanza y se apoya en Valverde, descarga sobre Karim, que devuelve dentro del área a Alaba, sólo ante el portero. Zurdazo y gol.
“Habrá que ver la cadera de Karim” comentaba el locutor televisivo que evidenciaba el nivel de demencia alcanzado con el VAR y los nanofueras de juego. Segundo golazo anulado.
Parecía que Gil Manzano, que ya nos pitó una vez tres penaltis en Mestalla, estaba por batir otro de sus propios récords, el CR7 del silbato.
Los tanto anulados, cómo no, insuflaron nuevas esperanzas al Elche que pudo empatar al filo de la media hora con un latigazo cruzado de Nico al que respondió el joven Lunin con una estirada digna de todo un arquero del Madrid.
Por momentos se creció el Elche, aún sin llegar a acogotar a un Madrid, que pudo incluso doblar su ventaja a balón parado en tiempo de descuento. Le faltó flequillo a Vini.
Parecía que Gil Manzano, que ya nos pitó una vez tres penaltis en Mestalla, estaba por batir otro de sus propios récords, el CR7 del silbato
Resucitado por los nigromantes del VAR, el Elche recuperó en los vestuarios la agresividad que se le presupone a un equipo en tan peliaguda situación en la tabla. El Madrid sufrió algún sofoco en los primeros instantes del segundo tiempo que conjuró Karim a los 49’ con un disparo lejano que obligó a una buena parada a Badía, el portero del Elche.
Y mientras Carletto mascullaba cambios a falta de media hora volvió a relucir la verdadera estrella del encuentro. Benzema recibió un buen centro de Carvajal tras internada del bravo lateral merengue, controló y fusiló a Badía para hacer el tercero. Y si Gil Manzano señalara tres penas máximas contra el Madrid en Mestalla, esta noche batió un nuevo registro anulando tres goles al Real en el Martínez Valero. Éste fuera de juego, el más claro, sí lo parecía. Para comer cerillas en todo caso.
Así con el Elche vivo, con más vidas que un gato andaluz, afrontaba el líder una delicada recta final del partido, con Tchouaméni en lugar de Modric. Pronto lo harían Asensio y Camavinga por Kroos y Vinicius.
Antes, en el 69´, minuto sexy, el colista enganchó una jugada aislada que demostró hasta que punto coleaba el muerto en su ataúd. El incansable Palacios centró al segundo palo donde la tanqueta argentina del Elche, Lucas Boyé, remató de cabeza a bocajarro. Respondió con manos firmes arriba Lunin en una sensacional parada que reafirma la oportunidad de su joven fichaje.
Desorientado por el VAR y tantos coitus interruptus, el Madrid parecía por momentos ligeramente desnortado, pero su zarpazo, esta vez definitivo, aparecería a falta de un cuarto de hora para el final. Benzema descargó sobre Rodrygo dentro del área, Goes devolvió la pelota a Karim con mimo de delicado taconazo y esta vez el Balón de Oro no falló. Por fin, aunque el madridismo contuviera el aliento observando a Gil Manzano atento a su pinganillo.
Benzema se descojonaba. A ver.
Asensio y Camavinga, sobre todo el primero, insuflaron nuevos bríos al equipo, bien sujeto en la medular ahora por Camavinga. Cuando el encuentro agonizaba, Tchouaméni batió líneas con un buen pase interior para Rodrygo que centró para Asensio que marcó con un suave toque… con la derecha.
0-3 en Elche en un partido para la historia del mejunje arbitral de estos días locos que nos han tocado vivir. Sea como fuera, presión para la Xavineta. El líder sigue serio.
Getty Images.
La Galerna trabaja por la higiene del foro de comentarios, pero no se hace responsable de los mismos