0-2: Athenea y Feller firman un estreno con victoria

El Real Madrid femenino estrenó la temporada 2023-24 de Liga F con una victoria (0-2) a domicilio tras una larga y turbulenta espera. Los goles de Athenea del Castillo y Naomie Feller, uno en cada parte, bastaron para doblegar a un Valencia CF inferior durante todo el partido.

El fútbol como fenómeno es mucho más amplio que el mero fútbol como deporte, pero ese fútbol ampliado no es nada sin el fútbol jugado. Había pasado demasiado tiempo, habían estallado demasiados escándalos, se habían publicado demasiados comunicados. Demasiados acontecimientos ante los que aguantar con estoicismo para volver a tener la ocasión de experimentar lo que significa una frase sencilla como «va el Madrid». Sin el césped, sin la expectativa del gol y sin el drama de los noventa minutos este deporte no aguantaría vivo ni un telediario.

Por ello no sorprende que, en cuanto dio inicio la cuarta temporada oficial en la historia del Real Madrid femenino, las futbolistas se lanzasen en tromba en busca de los tres palos blancos: la tierra prometida. La genial Linda Caicedo dio pie al primer va el Madrid del curso y, contándose apenas treinta y ocho segundos de juego, Athenea del Castillo aprovechó el balón prolongado por la colombiana para devolver el orden al universo. El balón besó la red, las madridistas gritaron gol y el aficionado blanco pudo al fin ver correspondida su paciencia infinita.

Demasiados acontecimientos ante los que aguantar con estoicismo para volver a tener la ocasión de experimentar lo que significa una frase sencilla como «va el Madrid». Sin el césped, sin la expectativa del gol y sin el drama de los noventa minutos este deporte no aguantaría vivo ni un telediario

De vuelta de la gira mexicana, y conociendo desde la mañana del viernes que el Valerenga noruego será el último obstáculo antes de alcanzar la fase de grupos de la Champions League, el equipo de Alberto Toril se presentó en Paterna con la única ausencia de Ivana Andrés. Oihane Hernández y Signe Brunn, debutando en partido oficial, fueron las únicas novedades en un once reconocible dibujado como 4-2-3-1. Junto a Sandie Toletti, Teresa Abelleira demostró pronto que sigue manteniendo el gran nivel ofrecido durante el Mundial. Arriba, la hiperactividad de Caicedo y Athenea compensó las sorprendentes imprecisiones de una Caroline Weir algo falta de ritmo y de Brunn, aún por encajar en el sistema.

En cualquier caso, los borrones grises que pudieron apreciarse bajando al plano individual quedaron ocultos por la superioridad global del Real como equipo ante un Valencia empequeñecido e incapaz de plantear una contienda de tú a tú. En apenas diez minutos, el empuje madridista marcó la senda por la que habría de discurrir el choque. Posesión e intentonas continuas de las visitantes; contraataques a cuentagotas de las locales: un escenario quizás válido para el equipo de Jesús Oliva de no ser por el madrugador gol del Madrid que lo cambió todo.

Aunque al Valencia lo mantuvieron en el partido las paradas de Enith Salón y la gran actuación de la exmadridista Claudia Florentino en el centro de la zaga, en el despacho de Toril no tardarán en visualizarse de seguido la montaña de ocasiones de gol claras desaprovechadas por las suyas. Aquí un mal control, allí un disparo mal dirigido, y más allá una toma de decisión errónea. Avanzada la temporada podría ser guion de partido con goleada, pero cabe conceder a las atacantes del Real Madrid el margen propio de los primeros partidos de vuelta a la competición.

Si bien los dos goles y los tres puntos importan, en el contexto de guerra mundial que vive el fútbol femenino nada es más necesario que la vuelta a la raíz: un balón, una camiseta blanca y la seguridad de que, pase lo que pase, allá irá el Madrid al ataque

Fue el desatino de cara a gol lo que mantuvo viva la emoción del estreno liguero, pues Misa Rodríguez únicamente hubo de intervenir con los guantes al borde del descanso para despejar un disparo duro de Asun Martínez. Al Real le sentó bien el ingreso al campo de Naomie Feller, que aportó un extra de electricidad a la postre determinante. Junto a ella debutó Hayley Raso, convirtiéndose en la primera australiana en defender los colores del Real Madrid. Y, en un ejemplo palmario de universalidad, hasta la ciudad deportiva del Valencia en un viernes lluvioso de septiembre se desplazó un grupo de compatriotas para presenciar el momento. Banderas australianas en Paterna, no intenten explicarlo.

Diez minutos después, en el 72, llegaría el definitivo 0-2 gracias a una internada por la izquierda de Olga Carmona. El balón lo remató Sandie Toletti, lo volvió a dirigir hacia la portería Feller y, ya sobre la línea de gol, la atacante necesitó un último esfuerzo para confirmar que el cuero había entrado. Todavía quedaría tiempo para un disparo al larguero de Claudia Zornoza y un disparo ajustado al palo de Weir, pero ni hablar de goleadas y empacho.

Tanto tiempo después, habría bastado con un control zidanesco de la escocesa, con un tackle bien medido de Toletti o con un desplazamiento en largo de Abelleira para saciar al aficionado tan necesitado de una microdosis de Real. Si bien los dos goles y los tres puntos importan, en el contexto de guerra mundial que vive el fútbol femenino nada es más necesario que la vuelta a la raíz: un balón, una camiseta blanca y la seguridad de que, pase lo que pase, allá irá el Madrid al ataque.

Fotografías: realmadrid.com